.
Por la ventana veo a un
hombre correr como tras un armisticio: como si se hubiera
resignado a jamás alcanzarse a sí mismo por
lo que ya avanza sin mayor
prisa. Aquí me siento por las noches a
ver el infinito abrevar en su continua
expansión hacia sí mismo.
Una sola mirada al mundo, como
quien lanza un vistazo furtivo al interior de un
hogar ajeno al pasar.
La curiosidad de un niño indefenso,
un ogro que tiembla al hablar. Un caracol espiraloide. En mi
ventana siempre sola y en tiempo de
espera: la noche.
.
.
.
HjorgeV 10-04-2019