.
Nadie nos conoce, pero quería decirte
que estoy pensando en tu padre.
.
Lo veo en la foto que me enviaste y
no puedo dejar de pensar en él.
¿Le pegaba a tu madre? ¿La maltrataba?
.
Me permito estas preguntas atrevidas e
idiotas, porque yo nunca tuve un padre.
O, mejor dicho, estaba tan al alcance de mí, que,
de haberlo considerado como un padre normal,
seguramente
no me habría interesado para nada por él.
.
Mi madre era una mujer soltera.
De modo que no sé de un padre que llegaba
de madrugada o se pegaba un tiro fingido
ante sus actos más atroces.
.
La abuela ha muerto, niña.
Ah, ¿y cuándo vuelve?,
pregunta mi hija. Para los niños los mundos
se confunden entre sí. Y está bien que así
sea, porque de otra manera serían insoportables
pompas de jabón sin rumbo.
.
(Al ver unas prostitutas al borde de la carretera,
preguntó el otro día quiénes eran y le dije la verdad: mujeres que
venden sus cuerpos.
«¿Y cómo hacen para regresar a casa?», quiso saber ella.)
.
Flotar en este mar que es el día que se va, como quien
se queda colgado de un pensamiento inútil.
La vida es solo un álbum fotográfico de autor
desconocido, e irresponsable.
.
Mi cuerpo se sostiene
con la perentoriedad y el pavor de un panadero
a punto de perder el pan del día
cuando por fin dejo de mirar la foto
de tu padre.
.
.
HjorgeV 16.06.2019