ROSTROPÓVICH: PRELUDIO DE LA SUITE PARA VIOLONCHELO N°5 DE BACH

Considerado el máximo violonchelista de su generación, Mstislav Rostropóvich (Bakú, Azerbaiyán, 1907- Moscú, 2007) fue también todo un personaje.

Apoyó públicamente a Solzhenitsyn en una carta abierta al diario Pravda, por ejemplo, a pesar de haber recibido anteriormente los premios Stalin y Lenin, máximos galardones de su país, la Unión Soviética de ese entonces.

Privado de la posibilidad de dar conciertos y de trabajar en la URSS, Rostropóvich abandonó su país en 1974.

En EEUU dirigió la Orquesta Sinfónica Nacional en Washington durante 17 años. París se convirtió después en el lugar de su residencia oficial.


 

El 10 de noviembre de 1989, un amigo lo llama y le dice que vea la televisión.

Rostropóvich observa las imágenes y no lo puede creer: acaba de ‘caer’ el Muro de Berlín. Algo que creía vetado a los años de su vida.

Resuelve entonces espontáneamente viajar al lugar de los increíbles sucesos. Carga con su violonchelo y parte.

Al llegar se sube a un taxi y el chofer le pregunta: «¿Adónde?»

«Al muro», le responde él.

El taxista no le dice que su longitud es de 45 km y lo lleva al Checkpoint Charlie, el más famoso de los pasos fronterizos.

Ya allí, y en plena vía pública, Rostropóvich de pronto se da cuenta de que no tiene la silla habitual para poder sentarse a tocar las suites de Bach (que era para lo que había viajado hasta allí).

Mientras espera que el amigo que lo acompaña solucione ese detalle (finalmente le consiguió una silla plegable), se voltea y ve que detrás hay un grafito del Ratón Mickey sobre el histórico muro.

No podía saber que todo lo que simbolizaba ese Ratón también iría a estar a punto de caer unos veinte años después, momento que no llegó a vivir.

(Al terminar de tocar, un muchacho, tomándolo por un músico callejero o ambulante más, se le acerca y le da una moneda. «Para usted», le dice en francés. ¿Decirle que ha implementado bibliotecas en las zonas rurales de su país, regalado becas y computadoras a numerosas escuelas, y edificado e implementado un hospital infantil con su propio dinero? Por supuesto que no. Toma la moneda de buena gana e improvisa en un alemán irregular algo así como: «Lo más grande que he recibido, porque viene del corazón». No le sale del todo bien, pero el hombre -se le ve- tiene clase.)


 

De Rostropóvich se dice, a pesar de considerarse él mismo un humanista no político, que fue fotografiado portando una metralleta como símbolo de su apoyo al presidente Gorbachov ante las intentonas golpistas de agosto de 1991. (Dato de la Wikipedia en castellano que no me ha sido posible acertar. ¿No existe esa fotografía en la Red? ¿Sabe alguien dónde ubicarla?)

Fue rehabilitado después por el mismo Gorbachov en sus perdidos derechos ciudadanos, pero se negó a aceptar la nacionalidad soviética que le habían retirado en 1978.

Vivió los últimos treinta de sus 80 años sin ninguna nacionalidad, utilizando pasaportes de Mónaco y Suiza para viajar.

Por su parte, escritas probablemente cuando era maestro de capilla en la corte del príncipe Leopold, las seis suites para violonchelo solo de Bach cumplieron durante casi tres siglos una simple función didáctica.

Se debió a que después de su muerte fueron tachadas de ‘inejecutables’ por los chelistas de la época debido a sus altas exigencias técnicas, especialmente en las dos últimas.

De las suites no se conservan los manuscritos personales del compositor sino solo copias elaboradas por diferentes personas, entre ellas la de su esposa Anna Magdalena y la de su pupilo Johann Peter Kellner.

Aunque Robert Schumann les compuso un acompañamiento para piano y se esforzó por su difusión y revaloración, fue recién gracias al trabajo de difusión emprendido por Pau Casals a finales del siglo XIX que hoy son consideradas unánimemente las mayores obras escritas para este instrumento.

A comienzos del siglo pasado, fue el músico catalán el primero en ejecutarlas en concierto. Y solo años después se sintió seguro para una grabación.

Se dice que formaban parte de su rutina diaria de estudio.

De las suites -por antonomasia- ha dicho Misch Maisky, violonchelista israelí de origen letón:

«Si la música es mi religión, entonces las suites de Bach son mi biblia.»

Rostropóvich fue más contundente:

«Sin Bach, no hay vida para mí.»

Curiosa declaración y epigrama para alguien que consideraba la música -su profesión, su genio y su fama- como un pasatiempo.

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HjorgeV 30-12-2010

TARDÍA VENGANZA DEL HIELO (Engendro)

Un muchacho baja por la calle

esquiando,

clava sus bastones sobre

la nieve endurecida

del suelo cándido e

irregular, se pierde raudo por entre

los nuevos senderos marcados

por el paso de los vehículos y las

gentes.

Otros más lo siguen.

Familias enteras protegidas

contra el frío hasta los ojos

desfilan al otro lado de la ventana

hacia los campos

vecinos ahora convertidos en

un paraíso de nubes blancas:

van a jugar con la nieve,

a halar trineos, esquiar y

lanzarse

entre risas efímeras

bolas formadas con sus manos

modernamente protegidas.

Al caer la noche, alguien empieza a

contar la verdadera historia futura:

«Entonces las autoridades llegaron

al pueblo tras semanas de vana espera,

recorrieron sus calles como

posesos, pensando que habían llegado

a tiempo. Abrieron las casas puerta

por puerta y se encontraron con que

ya no había nadie.

El hielo se los había llevado

a todos.»

Alrededor de la fogata improvisada,

un niño escucha y llora y su madre

intenta consolarlo. Tiene la misma

mirada antigua, el mismo

gesto atávico de los que lucharon

miles de años atrás contra el hielo

sobre estos mismos campos,

sobre estas mismas aguas congeladas,

buscando sencillamente pasar

la noche sin morir de frío:

deseándose

la simple

supervivencia

hasta el día siguiente.

...HjorgeV 28-12-2010

12 POSTALES NAVIDEÑAS DESDE EL HIELO

I

Las nevadas empezaron tan pronto este año que empezamos a hacer los chistes de siempre, a propósito de las tan deseadas Navidades Blancas (con nieve) de los alemanes:

«Claro, la nieve desaparecerá puntualmente: justo antes de navidad.»

Después, en la radio, escuché las mofas por la proverbial falta de previsión de las autoridades colonesas: se acababa la sal que se rocía en las pistas para evitar que se forme una capa de hielo y no había forma de encontrar más sal en el mercado.

Cuando mi esposa me contó que la habían tenido que ayudar varias personas para salir de un pantano de nieve en una de las calles de nuestro pueblo, pensé que se trataba de una broma o de un descuido de su parte.

Pero me pasó ayer: un vecino tuvo que ayudarme empujando nuestra camioneta para poder salir del centro de la pista.

Me había quedado varado allí al tratar de hacer un simple giro y no había conseguido avanzar más de un metro en varios minutos de maniobras.

Es como hacerlo en la arena. Solo que esta es blanca, más impredecible y congelada.

II

La situación es tan extrema que mis suegros nos han contado esta mañana por teléfono que cada cierto tiempo ellos tienen que salir a ayudar a empujar los automóviles que se quedan encallados frente a su casa.

La alta capa de nieve que se ha formado en estos últimos días empieza a adquirir diferentes consistencias y dureza haciendo más difícil la circulación vehicular.

Solo leer que en una de la autopistas principales de Alemania, la A2, se formó ayer un atasco de 100 kilómetros (c-i-e-n), da una idea de lo extremo de la situación.

La tradicional visita por navidad a la casa de los padres de mi esposa tendrá que ser postergada seguramente.

III

Son menos de cien kilómetros hasta su ciudad, pero recorridos a una velocidad de diez kilómetros por hora (sin contar los posibles accidentes que pueda haber), que es lo que permite la nieve por ahora, harían de esa visita una verdadera odisea. De ida y de vuelta.

Mis suegros alemanes me advierten que si se nos ocurre hacer el viaje, debemos llenar el tanque de gasolina pensando en el peor de los casos.

También me advierten que hay gasolineras que permanecen cerradas porque no tienen qué vender.

IV

Mala suerte también para los que jugamos fútbol.

No solo no se puede jugar al aire libre (la nieve llega hasta las rodillas), las autoridades también han prohibido el acceso a los gimnasios y auditorios con grandes techos por temor a que puedan ceder al peso de la nieve acumulada. Ya ha sucedido en años pasados.

(Muchos de los últimos partidos de la Bundesliga se jugaron sobre campos de fútbol literalmente blancos por la nieve y en la televisión apenas se podía distinguir la pelota color naranja obligatoria en casos así.)

V

Acabo de leer que en el norte de Alemania (donde han sido más fuertes las nevadas) los trenes han dejado de funcionar en varias rutas y que las autopistas se han convertido en pistas de patinaje con un alto número de accidentes (que agravan aún más los embotellamientos).

Hay un nuevo factor: el viento, que produce acumulaciones de nieve que bloquean a su vez impredecible y peligrosamente todo tipo de vías.

VI

En esta calle de nuestro pueblo, que tiene una cuesta empinada final, solo los automóviles con doble tracción pueden arriesgarse a subirla.

De hecho, el camión recogedor de la basura no pasa desde hace dos semanas hasta el final de esta calle y todos los vecinos de este rincón hemos tenido que llevar nuestros barriles al cruce principal, que es hasta donde se atreve a llegar dicho camión.

Aparte de que anteriormente nos quedamos dos semanas sin recojo de basura por la misma razón.

V

Leo también que los aeropuertos alemanes solo funcionan parcialmente y que las operaciones tienen que ser continuamente interrumpidas.

La nieve ha colapsado también el tráfico vehicular en Bélgica y en el aeropuerto de París solo salen la mitad de los vuelos programados.

Recuerdo las quejas de los turistas europeos cuando en el Perú los viajes se interrumpían por algún huayco o las lluvias torrenciales.

Creo que hasta lo llegaban a ver como un síntoma de nuestro subdesarrollo.

VII

Acabo de regresar de darle a nuestro perro su primer paseo matinal (el corto) y es fácil ver cómo la nieve alcanza el medio metro y hasta el metro de altura en varios puntos.

Un espectáculo maravilloso si se tiene una casa con calefacción, buenas botas y ropa impermeable. ¡Y un buen gorro y buenos guantes!

No me quiero imaginar lo que están pasando todas esas personas que por una razón u otra viven en la calle.

El caos es tan grave y tan masivo, que por ahora nadie se pregunta por los indigentes.

VIII

Después del paseo con el perro, me acerqué a retirar la nieve que debía haber caído sobre nuestro automóvil durante la noche.

Es una operación que he repetido varias veces en las dos últimas semanas.

Ha sido una gran cosa, porque entonces cada vez que lo necesitábamos no teníamos que pasarnos una media hora retirando primero la nieve y rascando luego la recia capa de hielo adherida a las ventanas y los parabrisas.

Esta vez llevé una pala de las que se usan para retirar la nieve.

Para empezar no pude reconocer nuestra camioneta.

Había montañas blancas a los dos lados de la calle y debajo de una de ellas se encontraba nuestro automóvil.

Recordé donde lo había dejado estacionado y me acerqué con la pala.

No terminé.

Simplemente me rendí ante la ingente cantidad de nieve y ya que no lo pensamos usar en los próximos días, lo dejé. Mañana lo volveré a intentar con más ganas.

IX

Escuchando la radio que han dejado encendida mis hijos, escucho lo que dice una de esas colegiales que se ganan una propina repartiendo folletos publicitarios.

Es una actividad que hacen muchos jóvenes: solo tienen que introducirlos en los buzones de las casas de su vecindario y luego cobrar.

Sus palabras: «Todos dicen que al mirar por la ventana solo ven un color: el blanco. Yo, de solo pensar que ya han anunciado que no dejará de nevar y tengo que salir a repartir folletos casa por casa este fin de semana, lo veo todo negro.»

Al regresar del paseo con el perro, ya me lo había advertido un vecino: «Me ha tomado una hora y media el trayecto que normalmente hago en media hora.»

X

Preocupados por lo que se escucha en la radio y se lee en los periódicos, llamamos por teléfono a una familia amiga que ayer partió a Suiza de vacaciones.

No contestan y nos preocupamos más.

Unas horas más tarde, nos devuelven la llamada.

Tuvieron pocos problemas en la autopista, e inmediatamente después de cruzar la frontera -¡albricias!- había desaparecido la nieve.

Se han ido a esquiar, pero se han encontrado con temperaturas de más de diez grados y sin nieve.

-Tranquilos -nos dicen-. El lugar adonde nos dirigimos está a una altura donde sí hay nieve garantizada.

XI

Salgo a botar la basura.

Tenemos, como todos los demás vecinos, tres barriles delante de la casa: uno gris de tapa rosada para la basura normal, uno más oscuro de tapa amarilla para envases y plásticos, y uno marrón para los desperdicios orgánicos.

Los tres están en formación a un lado de la entrada, flanqueando la zona donde ponemos nuestras bicicletas.

Normalmente, e independientemente de la temperatura y del tiempo que haya, suelo salir tal como estoy vestido para hacerlo. Precavidamente, esta vez me pongo botas y arriba algo encima. Pero no los guantes de rigor. Dejo mis botas sin cerrar.

Los barriles lucen una corona semiesférica muy alta de nieve y para llegar a ellos tengo que introducirme en la nieve hasta las rodillas.

Como no he cerrado mis botas, la nieve se mete dentro y luego tengo problemas para abrir las tapas porque todo está congelado. Tengo que retirar la nieve con las manos. Corre un viento frío y sigue nevando.

En menos de un minuto, mis manos están mojadas y congeladas y me empiezan a doler. Pero sé que solo un par de pasos me separan del hogar caliente y seguro.

Vuelvo a pensar en los sin techo y me estremezco porque sé que no olvidarán esta navidad congelada.

Todos aquellos que perdieron su vuelo, llegaron tarde a sus vacaciones, se quedaron atascados en las autopistas, tuvieron que viajar apretujados en un tren o hasta abandonar su automóvil en medio de la nieve, todos ellos han tenido por lo menos la oportunidad de regresar al calor y a la seguridad de sus hogares.

XII

Para terminar el día, leo la entrevista que la revista Ñ le hace a Carolina López, la viuda de Roberto Bolaño.

Transcribo un párrafo:

En los meses de espera del trasplante, para Roberto era importante hablar y darme instrucciones de lo que tenía que hacer si las cosas salían mal: repetía hasta el hartazgo que no olvidara que todo lo suyo era de los niños y mío y que nunca tuviera duda sobre ello, cómo tenía que ser el entierro… Lo planteaba todo con una naturalidad absoluta, con un sentido del humor muy propio en él, pero fuera de lo común, se reía de todo. Lo recuerdo riéndose con Lautaro: “Si me muero, cuando nos volvamos a ver tú serás más viejo que yo”.


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HjorgeV 24-12-2010

.HjorgeV 24-12-2010

DISTOPÍAS NO IMAGINADAS POR ORWELL (y III)

Obviamente, un Narco-Estado no tiene que estar regido por narcotraficantes para serlo.

Al Narcotráfico (con maýuscula inicial porque ya es todo un poder) le basta ir ganando terreno y mantener su influencia utilizando canales y entes legales.

En las democracias modernas eso es posible porque los votos se ganan con dinero.

No necesariamente de forma tan procaz como lo acaba de hacer Berlusconi en Italia (comprando literalmente diputados para evitar ser defenestrado), pero nadie ignora que las elecciones en cualquier país de los llamados democráticos suelen ser ganadas por el que hace más propaganda electoral.

Son raros los casos en los que esto no es así, es decir, en los que un candidato o candidata gana por la calidad de sus propuestas.

La democracia moderna se ha convertido, así, en una farsa que nadie se atreve a cuestionar seriamente ni alterar.

Un simple vaivén, péndulo o turno de dos partidos en muchos de los países de Occidente, un simple circo publicitario en otros, siempre un acto rehén y dependiente del negocio de la publicidad.

No ganan las ideas: ganan las sensaciones y las impresiones difundidas a través de los medios de comunicación.

Y quien domina estos medios, domina también las elecciones.

Al Narcotráfico le basta con apoyar a un candidato en su campaña electoral para garantizarse cierta protección e impunidad futura.

Personalmente, no me extrañaría que incluso apoyen a varios candidatos a la vez en una misma elección.

Posee los medios para hacerlo. Y es como jugar en la ruleta a todos los números: siempre se gana.

Salvo, acaso, en México, y esto debido a la guerra que le ha declarado el Estado mexicano al Narcotráfico por presión de EEUU, cada vez son más raros los narcotraficantes como el colombiano Pablo Escobar, el Zar de la Cocaína, quien llegó a figurar en la lista de las 10 personas más ricas del mundo.

Se dice que tuvo vinculación con más de 4.000 asesinatos, con coches bomba incluidos.

Escobar también fue un político elegido para el Congreso de su país.

Pero los narcos han aprendido.

Saben que es más seguro el camino discreto, el perfil bajo, el mimetismo..

Han aprendido de países como Suiza y Luxemburgo, y de los llamados paraísos fiscales.

Es decir, a vivir discretamente del y con el dinero sucio.

Han sabido diversificar sus actividades e inversiones.

Han aprendido que el cuello blanco y las buenas maneras rinden más que las bravatas y la violencia.

Que la diplomacia y el engrase en los puntos convenientes son el mejor camino para continuar con el negocio sin mayores problemas ni sobresaltos.

Han aprendido que es mejor dejar trabajar a bancos europeos como los de Suiza y Luxemburgo, que dedicarse a enfrentarse a tiros con la policía o el ejército.

El Narcotráfico ha aprendido a distribuir el trabajo.

Que tiene que haber una élite preocupada del mando de la organización, limpia de delitos ‘sucios’ como matar, sobornar y coercer abiertamente.

Ha aprendido que es más seguro estar al lado de -por ejemplo- Suiza y sus bancos que escondiendo el dinero en su propio país.

¿Quién se atrevería o atreverá a romper el secreto bancario suizo?

Como decía Brecht: «Was ist ein Einbruch in eine Bank gegen die Gründung einer Bank?» O sea, ¿qué es robar un banco comparado con fundar uno?

Por otro lado, hay más factores que apuntalan el negocio de la cocaína: la Doble Moral, la gran capacidad de adaptación del Narcotráfico y la necesidad de gloria del poder.

Aunque la Doble Moral es básicamente el negocio de las religiones (¿las necesitaríamos si fuéramos todos honrados y consecuentes?), también refuerza al Narcotráfico, porque mientras no se quiera aceptar que nuestras sociedades necesitan de sus drogas (empezando por el alcohol) y que sería mejor dejar en manos del Estado su comercialización reglamentada y la educación de su uso adulto responsable, existirán el mercado y el negocio ilegal para los narcotraficantes.

Observémoslo en el país que hoy dicta la moral pública internacional.

En el mismo país en el que Nixon hace 40 años le declaró la guerra al narcotráfico fuera de sus fronteras, se dice que nadie menos que el inefable George W. Bush consumía cocaína en Camp David, la residencia presidencial de descanso, cuando su padre era presidente, incluso hasta dos meses antes de salir elegido.

Lo afirma Kitty Kelley en su libro La Familia: la verdadera historia de la dinastía Bush.

Y de Obama también se sabe públicamente que consumió regularmente cocaína en su juventud.

Clinton, más dado a creer que una felación no es sexo, reconoció haber fumado marihuana pero no haber «tragado el humo».

(Aunque el periodista Christopher Hitchens, que estudió en Oxford en la misma época que el ex presidente, ha desvelado el ‘misterio’: Clinton no se tragaba el humo, simplemente porque prefería sus dosis de marihuana en forma de pastelitos o galletas.)

El país que más consume cocaína en el mundo (salvo que las ingentes cantidades que introducen las bandas de narcotraficantes sean para usarla como abono o talco para los pies) presenta también una serie de rarezas.

¿Por qué sus muertos -especialmente sus famosos- por abuso de cocaína no figuran, salvo raras excepciones, como tales?

Siempre se usan eufemismos: muerte por barbitúricos se decía en la época de la Monroe. Hoy los famosos adictos mueren de una «combinación de calmantes», pero sin mencionar la razón por las que tomaban esos calmantes. (¿Para calmar qué?)

Otras preguntas:

¿Cómo es que no existen narcos usamericanos conocidos?

¿La cocaína se distribuye sola una vez que pasa la frontera?

¿Por qué EEUU solo combate -militarmente- al Narcotráfico fuera de sus fronteras?

Me arriesgo a afirmar que es una consecuencia fatal de su Doble Moral: los demás son los pecadores.

Sobre la gran capacidad de adaptación del Narcotráfico habría que destacar su alto talento para congraciarse con el poder, la diversificación de sus rutas y de las modalidades de transporte.

Finalmente, el tercer punto mencionado, la necesidad de gloria del poder, no creo que sea algo despreciable.

Giorgio Agamben, filósofo italiano, dice que el poder moderno sigue teniendo necesidad de la gloria aparte del poder y que por eso todos los aspectos litúrgicos, ceremoniales y aclamatorios mantienen su vigencia.

Si el poder siempre tuvo necesidad de gloria (allí están los grandes monumentos del pasado como pruebas materiales de ello), hoy el poder reconoce con mayor desesperación la brevedad de la existencia humana, los pocos años que nos son dados sobre la Tierra.

Berlusconi y sus orgías son una caricatura de ello.

Pero el boato y los faustos del poder se ven cada vez más en países tan pocos ‘sospechosos’ de necesidad de gloria como Suecia (y su matrimonio real del verano europeo pasado) o Qatar (y su mundial de fútbol).

Los poderosos no solo quieren gobernar, también quieren celebrarse.

(Lo interesante es que las nuevas tecnologías están alterando toda una estructura social que hasta hace poco nos parecía inamovible.

Porque probablemente -Marx se removería en su tumba- no será la clase trabajadora la que haga la próxima revolución, sino una clase media armada de tecnologías y sedienta de esa gloria no compartida.)

Allí donde el poder busca la gloria, el Narcotráfico le pone el sexo de mujeres ‘precalentadas’ con la Blanca Andina y la posibilidad de beber sin perder el control, la exacerbación del apetito sexual y la euforia celebratoria.

¿Llegaremos a ver gracias a Wikileaks cuál es la verdadera relación de países como EEUU e Italia con el Narcotráfico?

Antes, los poderosos hacían creer a la opinión pública mundial que solo los sátrapas, dictadores (enemigos) y otros ‘indeseables’ eran los que mentían a los ciudadanos de sus países.

Wikileaks ha dejado claro que se trata de una práctica mundial.

Que la corrupción no tiene bandera ni límites.

El mejor terreno de cultivo para el Narcotráfico.

Y el detalle que le faltaba a la distopía de Orwell.

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HjorgeV 23-12-2010

DISTOPÍAS NO IMAGINADAS POR ORWELL (II)

Una de las ventajas obvias de los destapes de Wikileaks es que ya no podremos ver el mundo de la misma manera.

Creo que Javier Aguirre, el director de El País de España, lo ha dicho en un artículo aparecido hoy de manera clara:

«El interés global concitado por los papeles de Wikileaks se explica principalmente por una razón muy simple, pero al mismo tiempo poderosa: porque revelan de forma exhaustiva, como seguramente no había sucedido jamás, hasta qué grado las clases políticas en las democracias avanzadas de Occidente han estado engañando a sus ciudadanos.»

Es decir, hasta qué grado los gobiernos de las llamadas democracias avanzadas de Occidente han hecho uso de la Doble Moral para permanecer en el poder y hacer creer a sus ciudadanos que obraban correctamente.

La Doble Moral, nos lo muestran los 250.000 despachos revelados por Wikileaks, no es pues solo una tentación y práctica de religiosos activistas católicos.

¿Qué tiene que ver esto de la Doble Moral con los Narco-Estados?

Porque es justamente la Doble Moral uno de los nutrientes que permiten la infiltración del Narcotráfico en los gobiernos nacionales: la práctica de hacer lo contrario de lo que se predica y hasta practicar lo que se dice combatir, en aras de un supuesto bien supremo común (que tampoco es alcanzado).

Veamos cinco ejemplos varios de cómo el Narcotráfico va ganando terreno en el planeta. Los primeros acaban de ser conocidos gracias a Wikileaks.

    a) AFGANISTÁN  

    Cito de El País, concretamente, de un artículo aparecido el 13-12-2010:

    «Por todo ello, la guerra en Afganistán está muy marcada por una perversa paradoja; la información que la CIA y la DEA han obtenido de los narcotraficantes ha servido para luchar contra los talibanes, pero al mismo tiempo ha ayudado a que Afganistán se convierta en un narco-Estado.»

    Afganistán, hoy, es una simple construcción mental para la opinión pública internacional, en la que -por ejemplo- las potencias occidentales involucradas ocultan y toleran que el vicepresidente afgano saque de su país millones de dólares (en maletines, y con origen en el narcotráfico se entiende) solo para preservar una falsa fachada de estabilidad.

    En la realidad, Afganistán ya es prácticamente un Narco-Estado. Y eso lo dice abiertamente un diario europeo.

    Es decir, un Estado infiltrado por los que tienen el control sobre la producción y el comercio del opio, en el país considerado el mayor proveedor (ilegal) del mundo.

    b) KOSOVO

    El primer ministro de Kosovo, Hashim Thaçi, ganador esta semana de una elecciones consideradas fraudulentas y protegido de EEUU y de la misma Unión Europea, acaba de ser acusado de ser, transcribo:

    «cabecilla de una siniestra red mafiosa especialmente activa durante la guerra con Serbia, hace una década. Thaçi, al frente de una partida de comandantes afines (el grupo de Drenica, facción dominante del Ejército de Liberación de Kosovo) habría dirigido matanzas y torturas, controlado el tráfico de drogas en la región y organizado a través de Albania el comercio de órganos de víctimas serbias de la guerrilla kosovar.»

    La investigación ha sido solicitada por nadie menos que Carla del Ponte, ex fiscal del tribunal para la antigua Yugoslavia, basándose en un informe del Consejo de Europa preparado por el investigador suizo Dick Marty.

    (Aquí la fuente.)

    c) PERÚ

    Uno de los despachos del Departamento de Estado informa «sobre los pagos que realiza el narcotráfico a mandos del Ejército Peruano para que la lucha contra el terrorismo no interfiera en sus actividades.»

    Esto no es otra cosa que una continuación y secuela del trabajo de Vladimiro Montesinos, el que fuera jefe de los Servicios de Inteligencia y caporal del ex presidente Fujimori (ambos en la cárcel).

    Montesinos seguía una línea doble y clara: cobraba por proteger a ciertos narcotraficantes mientras cooperaba con EEUU para combatir a otros. Doble negocio.

    Según los cables desvelados, los carteles del narcotráfico seguirían pagando a mandos y soldados del ejército peruano para mantener esa red de protección.

    En el caso del Perú, ya lo vemos, la infiltración del Narcotráfico en el Ejército es una realidad clamorosa.

    d) MÉXICO.

    Aunque México es un capítulo aparte en este tema y ya nadie duda de la infiltración del Narcotráfico en casi todos los estratos de la sociedad y del gobierno mexicanos, baste el reciente caso de un diputado de Michoacán, al que se la ha quitado la inmunidad parlamentaria en la Cámara Baja por sus supuestos vínculos con el narcotráfico, para mostrar cómo el narcotráfico mexicano no desprecia las vías legales para cundir, además de la intimidación y los sobornos.

    e) MICHAEL LEVINE

    Este es un caso especial, pero representativo y muy ilustrador de cómo se maneja el tema en el gran país del norte.

    Levine fue portavoz y una especie de representante de Michael Jackson durante un tiempo.

    Esa era una de sus múltiples actividades de quien figura en la Wikipedia como simple «publicista».

    También fue agente de la DEA en Buenos Aires en los años ochenta, encargado de infiltrarse en la cúpula del narcotráfico rioplatense.

    Lo siguiente es lo que muestra la Wikipedia sobre su persona:

    Michael Levine (nacido el 17 de abril de 1954 en Nueva York, Estados Unidos) es un publicista estadounidense, autor de libros de éxito, y conferenciante. También es fundador y presidente de Levine Communication Office (LCO), una empresa de relaciones públicas con sede central en Los Ángeles.

    Aunque no lo parezca, se trata de la misma persona.

    La Wikipedia da más detalles.

    Como fundador y presidente de una de las más importantes firmas de relaciones públicas del país, dedicada al sector del ocio, LCO-Levine Communications Office, Michael Levine ha sido llamado por el diario U.S.A Today, “uno de los más brillantes y respetados ejecutivos de Hollywood.” Levine fundó LCO en 1983 y ocupa la posición de Presidente desde entonces.[2] Ha representado entres otros a Michael Jackson o Bill Clinton.

    Más adelante, se puede leer que ha escrito 21 libros de temática diversa: de relaciones públicas y de autoayuda.

    Curiosamente, entre esa lista de libros de la Wikipedia no aparecen Deep cover ni The big white lie

    Son libros que tratan sobre la relación de la CIA y la DEA, y que pueden encontrarse en Amazon:

    Deep Cover: The Inside Story of How DEA Infighting, Incompetence and Subterfuge Lost Us the Biggest Battle of the Drug War

    The Big White Lie: The Deep Cover Operation That Exposed the CIA Sabotage of the Drug War : An Undercover Odyssey

    Y su autor es el mismo Michael Levine, en su otro rol, se entiende, como agente de la DEA.

    Es decir, es más o menos público que la CIA es capaz de sabotear operaciones de la DEA y esta a sí misma (a sus propias operaciones) a conveniencia del gobierno de turno en la Casa Blanca.

    Lo que equivale a decir que el cacareado puritanismo norteamericano respecto a las drogas y al narcotráfico es también una variable dependiente de su valor electoral, político, económico, diplomático o bélico. Según convenga.

    Algo que acaban de demostrar los papeles de Wikileaks en el caso de Afganistán y Kosovo, precisamente.

    La gran pregunta es:

    ¿Hasta qué punto un ente que aplica la Doble Moral a su antojo en otros países -la DEA-, tiene influencia en el gobierno de su país?

En todo caso, todos estos ejemplos muestran claramente que la infiltración del Narcotráfico en todas las esferas de una sociedad (en el gobierno, en uno de sus poderes o en el ejército mismo) es un proceso que empieza a expandirse y -esa es su naturaleza- a contagiar los tejidos de otros países.

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Continúa…

HjorgeV 19-12-2010

DISTOPÍAS NO IMAGINADAS POR ORWELL (I)

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Una distopía es lo opuesto de una utopía.

Si una utopía es el sueño de una sociedad ideal, la distopía es la antiutopía, la versión perversa de ella.

Obviamente, existen tantas utopías y distopías como mentes las imaginen.

Apenas acabada la II Guerra Mundial, el escritor británico Eric Arthur Blair escribió una novela que es un paradigma distópico.

Tenía como título 1984, pronosticando así el año en que esa distopía se haría realidad.

Eric Arthur Blair, quien firmaba sus obras como George Orwell, imaginó una sociedad oprimida, vigilada y controlada por un Estado totalitarista, capaz de recurrir a la tortura para conseguir sus objetivos y armado de una policía del pensamiento y de una neolengua, adaptable esta a los deseos y necesidades del gobierno.

(El principio imaginado era genial: lo que no existía como palabra no podía ser pensado: anulación del deseo mediante la anulación del lenguaje.)

Blair/Orwell no estuvo demasiado lejos en su cálculo del desarrollo de las sociedades humanas hasta llegar a las actuales.

El Gran Hermano no es una persona, pero sí en muchos países todo un aparato estatal dirigido a controlar el peligro que puede comportar pensar diferente, especialmente cuando eso pone en peligro el status quo y se vuelve una crítica al poder.

Por otra parte, la neolengua de Orwell (un inglés reducido y adaptado a las necesidades represivas del Estado, en el que no existían o se anulaban las palabras que podían llevar a pensamientos subversivos) está bien representada globalmente por el lenguaje publicitario del comercio, que no es otro que el destinado a despertar sensaciones y crear necesidades artificiales con el único objetivo de vender más.

Incluso su imaginada Habitación 101, el antro de tortura del Estado orwelliano, tiene su réplica o correlato en casos como los de Guantánamo y Abu Ghraib.

Lo que no imaginó Orwell fue la fuerza y el poder del narcotráfico.

Su capacidad y voracidad para infiltrarse en el tejido social hasta llegar a corromper al mismo Estado que lo quería combatir.

Orwell no imaginó que el planeta se convertiría alguna vez en un conjunto de Narco-Estados. Que tal vez ya nos estemos moviendo irremediablemente hacia un Narco-Planeta.

Su novela la escribió entre 1946 y 1947, poco después de terminada la II Guerra Mundial: una época en que la cocaína recién se empezaba a hacer conocida por todo el planeta y las guerras todavía se hacían en defensa de ciertos ‘ideales’ y no como el simple y abierto negocio y necesidad expansiva de la industria armamentista de hoy.

Tal vez si Orwell hubiera tomado el ejemplo de la gran prohibición en EEUU, habría podido ‘mejorar’ su distopía.

Y se hubiera dado cuenta, de paso, del interés existente por los tres mayores negocios del planeta: las drogas (legales e ilegales), las armas y el sexo.

DEL NARCO-ESTADO AL NARCO-PLANETA

Hoy, que gracias a Wikileaks se ha podido saber, por ejemplo, que la frontera de México con Guatemala es una coladera de la que se valen los narcotraficantes para introducir grandes cantidades de la droga que viene de Sudamérica al país vecino directo y mayor consumidor de cocaína del mundo, EEUU, sería bueno recordar que lo mismo sucedió justamente en ese mismo país en la época de la Ley Seca.

Si hoy la queja es que mientras 3.000 kilómetros de la frontera entre Estados Unidos y México son vigilados por 30.000 agentes de la mayor potencia del mundo (10 funcionarios por kilómetro), México solo tiene 125 agentes para los 1.000 kilómetros de su frontera sur con Guatemala (0,125 policías por kilómetro), Fiorello La Guardia, alcalde de Nueva York durante la prohibición y uno de los más populares de la historia de esa ciudad, llegó a decir lo siguiente:

«Para lograr un cumplimiento estricto de la Ley Volstead [Ley Seca] solo en nuestro estado, serían necesarios unos 250 mil policías…más otros 200 mil agentes que se encargaran de vigilarlos.»

No era una broma de La Guardia.

La corrupción era generalizada también.

Para evitar el tráfico a lo largo de 20.000 kilómetros de costa el gobierno federal nombró 2.500 agentes: poco más de un agente cada 10 kilómetros.

(Canadá era entonces -por así decirlo- la Guatemala de EEUU, con sus 6.000 kilómetros de frontera norte.)

Y no lo consiguieron.

La Ley Seca provocó un auge notable del crimen organizado y el gobierno de EEUU de entonces se vio en el aprieto de querer hacer cumplir una ley sin contar con los medios materiales ni humanos para conseguirlo.

Ni las ganas de su población.

Hay ciertos paralelismos con el México actual, con la diferencia de que mientras los alco-traficantes usamericanos de la época medraban y se hacían cada vez más poderosos con sus negocios ilegales y se infiltraban en el poder de la forma más ‘natural’ posible porque atendían a sus mismos compatriotas, los narcotraficantes mexicanos de hoy son una especie sentada en dos sillas.

Porque por una parte atienden la drogodependencia de los habitantes de otro país -EEUU- y son perseguidos por este. Por otra, este mismo país -EEUU- le proporciona las armas que necesita para enfrentarse al Estado mexicano, donde se mueven, viven y son combatidos.

Alphonse Gabriel Capone, quien terminó encarcelado por evasión de impuestos y no por mafioso y alco-traficante, lo resumió así:

«Gané dinero satisfaciendo las necesidades de la nación. Si al obrar de ese modo infringí la ley, mis clientes son tan culpables como yo. Todo el país quería aguardiente y organicé el suministro de aguardiente. En realidad quisiera saber por qué me llaman enemigo público. Serví a los intereses de la comunidad.»

Y es que Al Capone era/fue un tonto. Quiero decir, un impresentable como Pablo Escobar.

Porque mientras otros hombres tan ricos y poderosos como él, como, por ejemplo, el mismísimo Joe Kennedy, padre de los Kennedy (quien amasó su fortuna y tejió su influencia por todo su país valiéndose tanto de la venta legal como ilegal de alcohol en plena prohibición), Al Capone no supo deshacerse de su disfraz ni de sus modales de matón.

Tal vez si hubiera estudiado algo, habría pasado como Nixon de ser abogado del capo usamericano Meyer Lansky a ser presidente de EEUU.

(El único que ha renunciado a su cargo en la historia de ese país debido al llamado Watergate, un destape similar a los actuales de Wikileaks.)

Pero volvamos a los Narco-Estados que no pudo imaginar Orwell.

Pondré cinco ejemplos para ilustrar a qué me estoy refiriendo, sin detenerme en la obvia Italia de Berlusconi o la Cuba de Batista y la mafia usamericana, cuando La Habana era «The Latin Las Vegas»: el burdel y el casino de EEUU.

Continúa…

HjorgeV 14-12-2010

IMAGINA (Engendro)

Y acudiríamos entonces todos con

la mano

a despedirlo, a quitarle las sombras de

encima, la carga de la culpa, las que no se merece.

Nos miraríamos a los ojos:

Sí:

somos, éramos, estamos, es. Fue, fuiste, fuimos.

Seremos.

Correcto, señor. Firme aquí.

Puede retirarse.

Queda dispensado de sus más graves errores

pero váyase.

Acaso una mirada suya englobaría

entonces

el total de las penitencias en suma,

en saliva o en

lágrima.

Quizás querría ese juez entonces

rendirse y decir está bien, hoy no trabajo más,

vean ustedes qué será de todo esto.

Y saldríamos corriendo por fin a los campos

del mundo a ser hija,

hijo, mamá,

padre, niños, tíos, abuelas.

Todos.

A pegarle de una vez con ganas a la pelota,

sanamente.

En un juego común sin ganadores

ni perdidos.

HjorgeV 12-12-2010

MICHAEL KORDA: LOS INMORTALES

Debo haber comprado el libro hace más de diez años, simplemente porque había una fotografía de Kennedy en la carátula sin saber lo que me esperaba.

Su asesinato es uno de los temas que no han dejado de interesarme desde que descubrí que mi madre guardaba en su particular cofre del tesoro un número de la revista Life con ese tema.

Había visto el libro varias veces en su paso mudo de uno a otro de mis estantes y en los cartones de la última mudanza (como a una de esas personas con las que cruza uno miradas en la gran ciudad y uno tiene la certeza de que alguna vez coincidirán), pero no le presté atención hasta hace unos días que no tenía qué leer y eché a un vistazo a todos esos libros que duermen la siesta de los justos en mi irregular y asimétrica biblioteca.

Acabo de terminar de leerlo y la sorpresa ha sido mayúscula.

Raras veces he leído una prosa de tan excelente factura.

Pocas veces he seguido con tanta atención cada palabra de una novela para no perderme ningún gramo de su arte.

Y, justamente ahora, que Wikileaks ha hecho otro gran destape, hay que haber leído una novela como Los inmortales para conocer y entender mejor cómo se mueve y piensa la potencia mundial en decadencia por excelencia, cómo son los mecanismos de sus entrañas y qué se pudre en ellas.

«A veces la verdad sólo puede decirse a través de la ficción», reza el reclamo de la contratapa del libro de Korda.

¿Quién es Michael Korda (Londres, 1933)?

(Aquí una entrevista en Youtube sobre su libro Ike.)

Curiosamente, la Wikipedia en inglés (no hay una entrada en nuestro idioma) ofrece varias referencias sobre su vida y su obra, pero no consigna esta novela suya. En la Wikipedia en alemán sí aparece, bajo el título -pobre, a mi entender- de Die Maßlosen.

(Maßlos significa ‘sin medida’, ‘desmesurado’. ¿Los desmesurados?)

¿Por qué una novela de tan excelente factura es tan poco conocida?, es una pregunta que me fui haciendo una y otra vez conforme iba avanzando con la lectura.

Es probable que su poco éxito también tenga que ver con la presentación escogida.

Lamentablemente, tanto el ejemplar que tengo (Plaza & Janés) como la versión alemana llevan en la portada las fotografías de Kennedy y Marilyn como reclamo. ¿Un error de estrategia publicitaria acaso?

Porque Los inmortales es mucho más que una novela histórica.

Pocas veces -repito- he podido apreciar la obra de un escritor con tal dominio de su arte y de su oficio. Con descripciones y ambientaciones exquisitas, sutiles e interesantísimos diálogos, situaciones que invitan a perderse en la trama.

Korda también resuelve la principal preocupación de todo escritor -pero especialmente de un novelista-, a saber: cómo poner todo lo que sabe, puede y conoce por experiencia, al servicio de lo que está escribiendo.

Es un problema de:

  1. criterio (qué soltarle al lector),
  2. organización (cuándo soltarlo y cómo repartirlo) y
  3. de dosificación (en qué medida y con qué intensidad hacerlo).

Por esto es que se suele decir que un novelista termina escribiendo lo que puede y no lo que quiere.

El tener una idea más o menos concreta de lo que se quiere alcanzar, no es garantía de que lo pueda lograr. Al contrario, muchas veces la idea (la inteligencia) termina resultando una traba para un escritor, en tanto lo anula o estorba como creador intuitivo y espontáneo.

Todo esto se hace más patente en una novela: la narración de largo aliento por excelencia y en la que la lucidez del novelista para poner todos los recursos que tiene -a disposición de su texto- se pone verdaderamente a prueba.

Como una novela no se escribe en un par de horas, sino que es un proceso que puede llegar a durar años, el novelista tiene que mantener esa lucidez como un faro que ilumina su camino ‘escritural’ durante todo ese tiempo: a sus personajes, a sus diálogos, a su trama y al ‘relleno’ que mantiene como narración.

Y esto del relleno es acaso, aparte de una más o menos excelente trama, lo que diferencia las grandes obras del resto.

Todas estas banales reflexiones acerca del novelar, se pueden aplicar de una manera ejemplar a Los inmortales de Michael Korda.

He leído su novela con un embeleso poco común.

Volviendo una y otra vez a las páginas pasadas para volver a degustarlas, creyendo ingenuamente que así podía retrasar llegar al final y extender el placer indefinidamente.

Me he encontrado con una serie de pasajes que me han hecho casi palidecer de vergüenza propia y ajena, al notar la plasticidad y oficio con la que el narrador -el secretario de prensa de Kennedy- nos cuenta su historia, comparándolos con los pobres recursos de otros.

Transcribo aquí parte de la escena en la que Marilyn y Leman están cenando en un restaurante y ella recuerda la primera vez que estuvo allí, de amiguita de un hombre casado -un agente cinematográfico famoso- cuando todavía era una desconocida.

-¿Te divertiste cuando Johnny te trajo aquí por primera vez? -pregunté.

Marilyn tenía los ojos tristes, extrañamente opacos, como si estuviera mirando en su interior y se sintiera dolida y asombrada por lo que veía.

-Fue horrible -contestó meneando la cabeza-. Johnny me había llevado a I. Magnin’s donde me compró un vestido que dejaba los hombros al descubierto y tenía la falda amplia y una especie de chal a juego, con zapatos del mismo color, estilo Dior, del tipo que su mujer se habría comprado, y claro, me sentí como una niñita vestida con la ropa de su madre. Todos los que estaban en el restaurante me miraban, ¿sabes? Se les oía susurrar: «¿De modo que esa es la chica por la que Johnny abandonó a su mujer?» A Johnny le encantaba ir de mesa en mesa conversando, al fin y al cabo era agente, pero esa noche nadie se acercó a nuestra mesa y me di cuenta de que a Johnny le sentó mal. No sé, la gente aceptaba que tuviera una amiguita (después de todo, ¿qué hombre en su posición no la tenía?), pero resulta que me había llevado a mí, la amiguita, a Romanoff’s, y eso era algo que no se hacía. Porque Romanoff’s era el sitio al que se llevaban a las esposas, no a las amiguitas.

Me pareció que iba a echarse a llorar, pero entonces llegó el primer plato. Comió con apetito, cogiendo las gambas una por una por la cola con sus largas uñas pintadas de rojo y remojándolas en la salsa rosa. Comía de prisa; en el fondo seguía siendo la chica de barrio pobre que ha tenido la suerte de que la inviten a un festín y teme que le pidan que se marche antes de acabarse el plato.

-Todos los hombres que he conocido en mi vida intentaron enseñarme cosas -dijo con tristeza-. Y sigo siendo la misma rubia de siempre.

-No eres una rubia tonta.

-No tan tonta como la gente cree. Pero siempre me pregunto… si los hombres me quieren tanto como dicen que me quieren, ¿por qué entonces lo primero que desean hacer es cambiarme? Si algo tengo que decir a favor de Jack es que nunca trató de enseñarme nada.

-¿Y Bobby?

-Mejor no hablemos de él, ¿de acuerdo? Solo te diré que, a diferencia de Jack, a él le van las reformas. Se imagina que es responsable de salvarme.

-¿De qué?

Me miró con cierta dosis de piedad y contestó:

-De mí misma, tesoro. ¿De quién si no?

Poner de forma nada pretenciosa y efectiva (para la narración) toda una concepción del mundo, toda una experiencia de vida y toda la sabiduría y el conocimiento acumulados al servicio de lo que se está contando, y hacerlo elegante y entretenidamente, es un arte mayor que no domina cualquiera.

Pero eso es lo que va haciendo página a página Michael Korda en su ficción basada en hechos reales.

El libro comienza por el final: cuando Leman es llamado por el presidente para encargarle que se ocupe por él de «desenvolverse por ahí» y «apagar unos cuantos incendios» en California, donde acaba de fallecer su ex amante, Marilyn Monroe. Es la primera vez que ve una lágrima en los ojos del hombre con más poder en el planeta en ese momento.

Las casi 600 páginas de la novela relatan lo sucedido desde el momento en que Kennedy y Marilyn Monroe se ven por primera vez hasta la misteriosa muerte de esta.

«Desde el momento en que Jack y Marilyn se pusieron el ojo encima mutuamente -relata Leman, iniciando el primer capítulo después del prólogo- supe que iba a haber problemas.»

La novela de Korda me ha resultado también especialmente interesante, porque resuelve de una manera elegante y efectiva el dilema y la dificultad que implica el contar una historia en primera persona.

Es decir, el cómo resuelve la media soga al cuello que significa elegir la limitada perspectiva de la primera persona para contar una historia.

Contar en primera persona tiene sus encantos y su propia fuerza narrativa. Es como escuchar directamente a la fuente que cuenta.

Pero solo puede contar lo que ve y experimenta de forma directa, no todo lo demás.

Como es lógico que en un caso de amoríos el narrador no puede estar dentro de las habitaciones ni en todos los lugares en los que ellos suceden, uno puede preguntarse al comienzo: ¿Y ahora? ¿Cómo diablos va a hacer para contar todo lo que no ve?

Korda lo resuelve de una manera simple: intercalando a un narrador omnisciente.

Pero entonces, el mismo Leman pasa a ser observador y observado a la vez.

Con todo lo que eso puede implicar: porque una cosa es hablar de sí mismo, y pavonearse o autoflagelarse, y, otra, que haga lo mismo una voz ajena.

Y en ese punto Korda vuelve a mostrar otro arte.

Porque lo logra de manera casi natural (sin que estorbe o se sienta falso su recurso) y porque lo aprovecha para resolver uno de los grandes defectos de todo novelista: cómo hacer para olvidarse de sí mismo y poner toda la energía en darle fuerza a la narración.

Me he quedado con saudade de esta novela, una que, a pesar de saber su final, no dejó en ningún momento de ser intrigante ni interesante.

La he terminado con el mismo cuidado impaciente y la desconcertante impotencia de quien tiene su última cita con el ser que ama y que está pronto a partir para siempre.

Sufriendo la paradoja de quien sabe que se acaba la lectura y no lo quiere así, pero que al seguir leyéndola compulsivamente, no hace sino acercar su final.

No quieres que se acabe, pero tampoco puedes dejar de seguir leyéndola.

¿Qué más halago podría recibir una novela?

HjorgeV 05-12-2010

CÁLCULO DE PROPORCIONES EN LA NIEVE

Me preparo para salir a la realidad.

Es lo que suelo decirme cuando el clima al otro lado de la puerta no invita a salir afuera.

Bueno, tampoco es que el clima de este lado de la puerta invite siempre a quedarse, como le debe suceder a todos.

Abriendo la puerta, sé que me esperan -7°C.

Siete grados bajo cero. 28 grados de diferencia en total.

El agua se congela a cero grados. De solo pensar en siete grados menos, siento que se me empiezan a congelar las mucosas nasales y la saliva de mi boca.

Felizmente no corre viento, pero sí está nublado.

Y las casas de este pueblo parecen haberse vestido de blanco para convertirse en casitas navideñas vistas desde lejos.

Estoy llevando a nuestro perro conmigo y cumplo también un encargo inusual, pero que me gusta especialmente.

Empujo el cochecito de un bebé de medio año.

Es el hijo de una amiga de la familia y va blindado -salvo el rostro- como para acceder a profundidades submarinas.

Nos espera una travesía de más de una hora por la nieve.

El cochecito es un todoterreno de tres ruedas que usábamos para nuestros chicos hasta hace poco y tiene una cubierta panorámica para impedir el paso de la lluvia, la nieve y el viento.

M., el bebé (en el Perú decimos bebe, palabra llana), se quedará dormido plácidamente en los primeros minutos del recorrido -ya lo sé por experiencia- y me permitirá una peripecia concentrada, un paseo para el cuerpo y la mente. Ahora que no se puede jugar fútbol al aire libre, lo agradezco como ejercicio físico.

Salgo a la calle y la pintoresca vista de tejados, copas de árboles, jardines, pistas, veredas, bicicletas y automóviles cubiertos de nieve, me vuelve a impresionar como la primera vez.

¿Cuál es la magia?

Soy limeño. En mi ciudad, la del Cielo Color Panza de Burro ®, no hay tormentas, nunca ha habido nieve, el viento no azota y cuando llueve (si a las patitas húmedas que caen se les puede llamar lluvia) es noticia de primera plana en los periódicos.

¿Es esa la magia?

¿O tendría que buscarla en esas películas usamericanas que veía de niño, especialmente en la época de navidad, en las que las casas y las calles se veían tan blancas e irreales como las veo aquí ahora?

¿O es el efecto de ver lo conocido con un ropaje extraordinario?

La capa de nieve que se extiende por Europa no solo es decorativa.

Sé que en Polonia han muerto la noche pasada 11 personas, en la República Checa 3 y en Lituania 2.

Todas, indigentes sin hogar.

Esto también es Europa, me digo, mientras empiezo a empujar el cochecito en dirección de los campos que rodean este pueblucho renano de las afueras de Colonia.

Y empiezo a resbalar porque el camino empieza con una ligera inclinación.

Pongo un pie y patino. Pongo el otro y debo esforzarme para no despatarrar.

Para evitar algún accidente mayor, libero al perro de su cuerda y empiezo a moverme como si tuviera patines, preparándome mental y físicamente para una caída.

¿Para qué oponer mis fuerzas al enemigo infinitamente más poderoso?

No sé si lo dijo un chino, pero esos filósofos arroceros decían cosas así:

«Si no puedes con tu enemigo, golpéalo hasta que entienda que tiene que ser tu amigo.»

O algo así.

No soy chino, no lo puedo saber.

Aunque sí me gusta el arroz.

No enfrentarse a lo indomable es lo mejor que se puede hacer a veces.

O como cuando juego al fútbol en plena lluvia y me embarro sobre el suelo desde el comienzo para librarme de toda posible inhibición posterior.

Familiarizándome con el barro- es la idea-, dejo de verlo como enemigo.

Sigo caminando.

Conforme me interno en los campos vecinos, que ahora parecen inmensos y ahítos algodonales congelados, la marcha se va haciendo menos pesada porque la nieve es más profunda y uno ya no resbala tanto.

Levanto la cabeza.

Es la hora a la que la gente suele sacar a sus perros a pasear en las mañanas, la hora de las amas de casa y los jubilados antes del desayuno (el paseo se encarga también de despertar el apetito).

Pero no veo a nadie.

Al fondo, en dirección de las caballerizas vecinas, distingo un par de caballos con sus mantas colocadas a modo de chalecos contra el frío.

Estos caballos, pienso, tendrán mejor suerte que los 16 indigentes de arriba.

Y eso que la ola de nieve y frío recién acaba de empezar.

Alzo aún más la mirada.

Delante de mí, el cielo es un techo inclinado: un pavimento gris sucio e irregular que, por desconocer las leyes gravitacionales, ha ido a parar allá arriba al escaparate superior.

Y, el sol, una bola de helado barato de vainilla perdiéndose en las profundidades del tambor de una lavadora con sábanas despercudidas y sucias, abombándose mutuamente por la presión entre ellas.

Continúo avanzando sobre el manto blanco de la superficie terrestre.

Melville decía que «agua y meditación siempre han estado unidas».

«Pocos lo saben, pero casi todos los hombres, sea cual fuere su condición, alimentan en un momento dado esos sentimientos que me inspira el océano», escribió al comienzo de Moby Dick, refiriéndose a su compulsión por darse «al mar y ver la parte líquida del mundo».

No lo puedo corroborar en mi caso.

Son las grandes distancias, las lejanías, las montañas, lontananza, lo que me hace pensar, a pesar de haber nacido en una ciudad al pie del Pacífico como Lima.

De niño me subía a un cerro del puerto donde pasaba las vacaciones de verano y me ponía contemplar las estribaciones vecinas de los Andes soñando con grandes civilizaciones perdidas. (Allí donde entonces dirigía mi mirada, muchos años después, se descubriría Caral, la ciudad más antigua de América y cuna de la civilización. Pero eso no lo podía saber entonces. Gran casualidad.)

A mis espaldas, apenas a unos cien metros más allá, se balanceaba el Pacífico.

Extraño, echo hoy de menos el mar, pero nunca lo contemplé como quien busca su destino en sus profundidades y lejanías.

Pensando en Melville, se me viene a la mente una entrevista hecha al escritor español Juan José Millás.

Apenas conozco lo que ha escrito Millás, pero recuerdo sus palabras respecto a los paseos que suele dar a diario. Son interesantes, especialmente para todos aquellos que les gusta escribir. Las transcribo:

«Un paseo, en cierto modo, es un relato en el que se mezclan los dos asuntos que se deben entrelazar en todo relato: peripecia y reflexión sobre la peripecia. La proporción entre lo que te ocurre y lo que piensas sobre lo que te ocurre depende de que el paseo haya salido bien o mal. Y de eso depende también que una novela salga bien o mal. Que la proporción entre el argumento y la reflexión sea la adecuada.»

Trato de reflexionar.

Nada.

Lo vuelvo a intentar, mientras arrastro el cochecito sobre la nieve y lucho porque nuestro perro no me arrastre en dirección de sus propios intereses. (Son siempre olores.)

Imposible.

¿Cómo voy a reflexionar con este frío del carajo que se mete como alimañas heladas por cualquier resquicio de mis ropas y de mi cuerpo y me azota el rostro?

¡Qué reflexión ni qué ocho cuartos!

Todo lo que ahora quiero es llegar a casa, tomar algo caliente, desentumecerme.

Finalmente, me cruzo con alguien.

Es el señor mayor que sale a trotar a diario y suele darle ‘bocaditos’ a nuestro perro.

Hoy apenas tiene ganas de detenerse para jugar con él.

El movimiento es su calefacción. Nos saludamos escuetamente y hacemos los comentarios de cajón sobre el mal tiempo. Le digo que si no fuera por el frío, me gustaría el frío.

-Ah -me dice, y sigue corriendo.

Paso por una zona en la que la nieve me llega casi hasta las rodillas y apenas puedo avanzar con el cochecito.

El bebe dentro debe estar soñando con una aventura en la que él es Indiana Jones de bebé o con el hundimiento del Titanic.

Empiezo a correr.

Mejor dicho, lo intento: levantando las rodillas y los pies para impulsarme. Y noto que me gusta. Que el movimiento ya se ha convertido en alimento de tanto insistir en los últimos tiempos y que mi cuerpo ahora lo exige como nutriente.

Consigo salir de esta especie de pantano seco de nieve.

En el último tramo del paseo distingo desde lejos más gente, la que empieza a abandonar el calor de sus casas para cumplir con el paseo diario de sus perros y la charla incidental en el camino.

Reconozco a una amiga o conocida recién al pasar por su lado. Con toda la ropa que lleva encima me ha sido imposible reconocerla antes de lejos.

Sé que pensará que no he querido saludarla, pero qué voy a hacer.

Regreso a esta otra realidad.

Aquí están las calles, los automóviles, los barriles amarillos para la basura de plásticos y envoltorios adornando las puertas de las casas porque hoy es el día que el servicio municipal pasa a recogerlos.

Un muchacho que sale apurado de su casa, calcula mal la curva al llegar a la vereda, resbala y pierde por un momento el control de sus movimientos.

Sus piernas desaparecen por un instante. Es como si hubiera perdido por completo la parte inferior de su cuerpo y se hubiera quedado de la cintura para arriba flotando por un momento en el aire.

Luego sus piernas vuelven a aparecer y el joven aterriza sobre sus caderas. ¡Paff!

Ineludible.

Se recupera, se levanta y sigue su camino como si nada hubiera ocurrido.

Detrás de él, una muchacha de su edad, ha observado la escena y su rostro se mantiene congelado. No se ha reído.

Me alegro de ver el primer signo de civilización del día.

El bebé dentro del cochecito se despierta, demostrando su cálculo perfecto para el final del periplo.

Antes de entrar a casa, me doy cuenta de que he sudado.

Pienso en las peripecias de los hombres de las cavernas un par de miles de años atrás, en estos mismos lares, a estas mismas temperaturas.

Arrastrando un animal recién cazado o ramas para tratar de hacer fuego y combatir el frío.

He sudado a pesar de los siete grados bajo cero, vuelvo a constatar, mientras empiezo a desperdigar y chorrear los restos de nieve de mis ropas y zapatos por el vestíbulo de la casa.

Arriba, frente a mi escritorio, me espera el cálculo de proporciones.

HjorgeV 02-12-2010

EL MUNDO AL DESNUDO: UNA CIA GLOBAL

Como decía el difunto Leslie Nielsen: ¿solo es mi imaginación o el mundo entero se está volviendo loco?

Vivimos en una era de absolutas paradojas:

A pesar de la velocidad y la amplitud del flujo de información existente, priman la ignorancia y la indiferencia en el mundo.

El último destape de Wikileaks lo está demostrando.

No se trata de uno o algunos documentos comprometedores desvelados, sino de decenas de miles de ellos.

Sin embargo, apenas un ‘puñado’ de personas por todo el planeta ha reaccionado debidamente.

La familia de José Couso, por ejemplo, el reportero español asesinado por tropas de EEUU en la toma de Bagdad.

Ahora se sabe que EEUU maniobró para que la Audiencia Nacional española archivara el caso, saltándose forajidamente las más elementales reglas de un Estado de derecho.

Ha sido una de las pocas veces en las que la justicia común de un país europeo estuvo a punto de hacer rendir cuentas al ejército más poderoso del mundo por sus abusos y crímenes de guerra. Nadie lo hace.

Pero el juez instructor del caso, Santiago Pedraz, juez de la Audiencia Nacional española, sí decretó orden de detención internacional contra los tres soldados usamericanos responsables de lanzar un misil el 08-04-2003 al hotel Palestina donde se encontraba Couso.

En el Palestina se encontraban alojados la mayoría de los periodistas extranjeros en Bagdad durante la toma de dicha ciudad decidida por la coalición dirigida por EEUU, guerra considerada como invasión ilegal por no haber contado con el mandato expreso de la ONU.

En ese ataque al hotel de los periodistas extranjeros, murió también un reportero ucraniano de la agencia Reuters y otros dos más resultaron heridos.

Abrumado por las evidencias y los testimonios de varios testigos, el general Buford Blount, comandante de la 3ª División de Infantería, se vio entonces obligado a admitir que uno de sus tanques había disparado el misil, argumentando que había sido para defenderse de supuestos ataques de francotiradores desde ese hotel.

Sin embargo existía por lo menos un testigo presencial que afirmaba lo contrario (un periodista de Sky News, occidental, ojo, o sea ‘creíble’ internacionalmente: ya se sabe que ni la vida ni la palabra de los iraquíes valen algo desde la invasión).

Además, el misil había sido lanzado al decimoquinto piso, donde estaban las oficinas de la agencia Reuters, mientras que se había afirmado que los francotiradores se encontraban en la planta baja.

Una inconsistencia total.

Los recientes papeles de Wikileaks han reanimado casos olvidados como este.

(El periodista español Ramón Lobo ha escrito al respecto. Pueden verlo aquí.)

Y, ojo, que los suecos han sido -hasta ahora- de los pocos en reaccionar activamente. Pero en contra.

Porque sobre quien pende ahora una orden de detención de máxima prioridad cursada por la Interpol para ser extraditado a Suecia es, justamente, Julian Assange, el fundador de Wikileaks.

Con esto, lo más probable es que verdaderos criminales de guerra sigan paseándose libremente y actuando por el mundo, mientras que los denunciadores terminen en la cárcel.

Hay que matar al mensajero, parece ser la consigna.

Los llamados aliados de EEUU, con Alemania a la cabeza y en un ejercicio de cinismo supremo, simplemente se han tomado a la ligera los destapes de Wikileaks.

«Son cosas que ya se sabían», ha dicho el español Solana.

Los políticos alemanes han recomendado tener más cuidado a partir de ahora.

Curiosamente, aunque los gobiernos de los países que se consideran aliados de EEUU apenas se han sonrojado ante las revelaciones de Wikileaks, siendo Suecia el que ha ido más lejos, apenas hay respuesta de la opinión pública internacional.

Lo que hay es una inacción casi generalizada.

El sueño de muchos pensadores de la historia, según el cual cuando conociéramos la verdad de las cosas lograríamos cambiarlas y con ellas el mundo, no se ha cumplido.

Ni se cumplirá, seguramente.

La Gran Verdad, en vez de despertarnos y azuzarnos, cuando es muy grande parece atontarnos.

No importa, por ejemplo, que no haya sido Wikileaks quien se ha apropiado de los documentos revelados.

¿Cómo pudo tener acceso a todos esos documentos?

Es más o menos sencillo.

Son más de 3 millones de personas en EEUU las que tienen acceso a la información considerada como clasificada por su gobierno.

Y, sin embargo, se tiende a considerar sus revelaciones principalmente como un robo, que es la estrategia de EEUU para salvar la cara.

Hoy se sabe públicamente, algo que, efectivamente, ya se sabía: las embajadas y los embajadores usamericanos forman parte del cuerpo de espionaje de su país.

EEUU se ha arrogado el derecho de imponer una especie de CIA global en el mundo.

No es nuevo.

Pero ahora ha quedado demostrado.

¿NO SERÁ UN FASCISMO ‘DEMOCRÁTICO’?

Quitémosnos las caretas.

¿Qué muestran estos nuevos papeles de Wikileaks?

Ya nadie puede decir que EEUU busca la paz mundial ni el bienestar general planetario.

Durante décadas enteras se propagó la idea de que EEUU era el luchador de la ‘libertad’ y la ‘democracia’. Vamos, de la felicidad para todos.

Cuando en realidad, por una parte, esa ‘felicidad’ no consistía en otra cosa que en abrir nuevos mercados para los productos de su industria desbordante.

Y, por otra, esa felicidad consistía en un simple consumismo ciego, en un burdo atiborramiento de productos superfluos e innecesarios a la larga.

Es decir, tras la gran retórica, se escondía un simple Luchador del Consumo en beneficio propio.

La ‘mala suerte’ de EEUU a finales del siglo pasado, una vez caídos los fantasmas socialistas y ‘comunistas’, fue que otros países y otras regiones del mundo aprendieron con rapidez a manufacturar los mismos o mejores productos. Y a venderlos.

De las más de dos décadas que llevo acá en Alemania, por ejemplo, no recuerdo haber tenido en mis manos ningún producto Made in USA.

Sí, en cambio, de otras regiones -llamadas ahora emergentes- del planeta.

Habiendo entendido que el negocio mundial ya no podía ser principalmente el de vender productos manufacturados, EEUU se tuvo que abocar a otras actividades que conocía y conoce bien: básicamente, el empleo de la intimidación y la fuerza bruta como negocio.

Lo de que ‘sabe’ hacerlo es un decir:

EEUU no solo es -de lejos- el país con mayor gasto militar en el mundo (casi 8 veces mayor que el de China, segunda en la tabla), también ocupa casi el 50% de su presupuesto total en guerras y armamentismo.

No es casual, pues que se haya invadido Afganistán e Iraq.

Es consecuencia del negocio expansivo de las armas.

¿No será acaso entonces EEUU una especie de fascismo ‘democrático’?

Acabo de leer un artículo del escritor español Antonio Muñoz Molina, en el que se refiere a un asunto diferente, pero en el que define el fascismo nítidamente:

«En pocos sitios se ve con más claridad la mezcla de necrofilia y grosero delirio de grandeza que está en la raíz del fascismo: el culto de la fuerza bruta y de la muerte.»

Muñoz hablaba de su país y de su pasado franquista, pero lo dicho bien podría aplicarse a Irak o Afganistán hoy.

Lean nuevamente la frase citada, por favor.

¿No es posible aplicarla perfectamente a esos dos países invadidos?

La corrupción fundamental de un sistema manejado por matones diplomáticos es ahora mantenida también con frases misteriosas como la de Hillary Clinton refiriéndose a Wikileaks:

«Esta revelación es un ataque a la comunidad internacional.»

Para empezar, su frase es un ataque al más elemental raciocinio.

Pero en la lógica del matón, en la lógica tan cara a Al Capone, el que destapa los crímenes de la mafia se convierte automáticamente en un enemigo de ella.

De allí que Bradley Manning, el soldado estadounidense que destapó un crimen de guerra de las tropas de su país enviando un vídeo escalofriante a Wikileaks, ya lleve seis meses en la cárcel.

Lo que Clinton pretendía expresar es más de lo mismo: hay que enfrentar a los responsables de estas revelaciones con la comunidad internacional.

Más matonería, o sea.

Lean lo que dijo luego Clinton:

«Quiero que nuestros aliados sepan que vamos a tomar medidas concretas contra quienes han hecho posible esta filtración.»

«Los informantes diplomáticos trabajan para evitar peligros y conflictos, para ayudar a los líderes por los derechos civiles… es el rol de América en el mundo, y el rol de nuestros diplomáticos para defendernos.»

Esquizofrenia paranoica en grado supremo.

No, el problema no es que EEUU sea como es.

El problema también son los chistes que se sigue permitiendo.

Allí tenemos el del embajador de EEUU en España en una nota de prensa reciente, reaccionando ante las revelaciones de Wikileaks.

(Ver la traducción automática de Google pulsando aquí.)

Un solo ejemplo extraído de ese documento:

«Nuestras prioridades comunes en política exterior se centran en la solución de los desafíos más complejos de nuestro tiempo, de fijación de la economía mundial, para frustrar el terrorismo internacional, detener la propagación de las armas nucleares, para promover los derechos humanos y valores universales.»

Es para restregarse los ojos.

¿Fijación de la economía mundial, en el país que ha incubado los mayores desastres financieros de la historia, incluido el último de la burbuja inmobiliaria?

¿Frustrar el terrorismo internacional con más terrrorismo, invadiendo ilegalmente (es una redundancia, lo sé) países y torturando?

¿Detener la propagación de armas nucleares? ¿Lo dice el país con el mayor arsenal nuclear del mundo?

¿Se habrá referido a los derechos humanos de Abu Gharib y Guantánamo, dos de las guindas de ese gran pastel llamado El Imperio de la Impunidad?

¿Qué valores universales?

¿Los que acaba de destapar Wikileaks?

Un interno de un manicomio cualquiera lo habría hecho mejor. ¿Por qué no incluyó la lucha contra la invasión de los marcianos de una vez?

Cada vez más, uno tiene la impresión de haber caído en una escena de una película del fallecido actor canadiense Leslie Nielson.

Que duerman bien.

Lo mismo no podrá decirse de Julian Assange donde esté.

Aunque por más que pataleen y lancen bombas de humo sus perseguidores: un crimen sigue siendo un crimen y no el darlo a conocer.

De hecho, la única forma de que no quede impune un crimen, es conociéndolo.

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HjorgeV 08-11-2010

………. HjorgeV 08-11-2010

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………. HjorgeV 02-12-2010