«ANTIGÜEDAD ACUÁTICA»

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Despertar llorando para no

tener que

transportar todo el santo día

lágrimas antiguas.

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Pasarse la mañana buscando una esquina

en la que habiten

todas las formas del olvido.

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Buscar

para perder algo. Descubrir para

ignorar más.

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Seguir solo para darse cuenta de que

el camino perdido no lo

era realmente: porque se gana para

perder y se pierde ganando.

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Escapar luego

lanzando gritos

(que siempre es la mejor manera de

recobrar el vacío

interior).

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(Dejar que las palabras hablen

por nosotros, sabiendo

de antemano

que no podrán poseernos,

solo degradarnos,

hacernos creer

que se han aprendido el

discurso escrito

por todos los presidentes

del cielo.)

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(Luego reirán

sus maldades.)

(No saben hablar por sí mismas, pero cómo

deben gozar con nuestros

errores.)

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Regresar luego a casa y encender la

chimenea como quien decide

acabar con su

existencia y contemplar su

final.

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Entender que se vive

como el aire caliente:

en una continua evasión del

fuego que nos da

la vida,

.

creando remolinos

de ceniza

por los que circularán

otros:

con más fuego, más aire caliente,

más evasión, más

ceniza final.

.

(Llamo a mi vecina, pues sé

que ha estado observándome

desde su cocina. Desde el otro lado de la calle

la vida parece tener más

sentido, le digo. ¿Sabes qué?, dice con un

alarido: Justo acabo de pensar lo

mismo, añade.)

(Cuelgo para no tener

que proponerle

un punto de encuentro en la mitad exacta de

la calle.)

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Ponerse a contemplar luego

el humo que sale por la

chimenea, ver cómo gana

en altura, aunque no sea

tuyo.

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La enseñanza es que

no hay ninguna enseñanza.

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Por eso

deja

escapar esas lágrimas

vetustas.

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Es mejor que salgas a cruzar la luz

de la calle liberado

de toda carga

acuática pasada.

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HjV 20.08.2016

«VERANO ALEMÁN»

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Nueve grados.

Es

verano.

..

(«¿El verano alemán?»,

decía mi padre, que

también estuvo por

estos lares.

«Creo que fue un

miércoles.»)

(Yo era demasiado niño

para poder

comprenderle el chiste.)

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En mi interior brilla un sol

helado. Uno con

cubierta de

chocolate que no

se derretirá.

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He visto que los vecinos de

enfrente mantienen

su ventana abierta toda la

noche.

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¿Cómo lo hacen?

.

Solo la cierran

de día:

para que no se

escape el frío

acumulado en la

oscuridad, hay que

imaginar.

.

Nueve grados con lluvia.

.

De madrugada las

temperaturas bajarán hasta

los tres, anuncian en la

radio.

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Este verano también

será un miércoles.

Acaso un martes.

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O, como un amor

imposible,

se habrá ido

sin haber llegado

siquiera.

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HjV 12.08.2016

«BAJO EL CIELO DE MIS PIES»

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Recorro estas calles bajo mis pies como

si pertenecieran a otro lugar,

a un subterfugio

lejano: un punto del

universo para el que solo

somos una despreciable y telescópica motita.

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(Desde el cielo toda ciudad

es un mapa al que es

imposible no escupir.)

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Recorrí estas calles por primera vez como

quien ingresa a un túnel sin

pensar si tendría salida o

una nueva elección.

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(El gran Schopi decía que el Mensch -el ser humano-

puede hacer lo que quiere, mas no decidir lo

que quiere.)

(Aunque, claro, don Arturo

también llamaba Mensch a su perro.)

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Después noté que todo eso solo era

una imagen parcial de lo que

me esperaba más adelante:

calles y caminos que creía promisorios

resultaron no serlo y,

al revés:

inicié otros asaz confiado, pero

sin saber que sus

destinos ya habían ocluidos.

.

Por eso recorro esta ciudad con gesto contrito,

como si pudiera ganarme -así-

el don de adjudicarme otro

destino desde el cielo:

uno que pudiera ser mío de

veras, pero que igual pasa

tan rápido

que solo me es dado

contemplarlo desde lejos, 

bajo el cielo de mis pies.

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HjV 04.08.2016