Corría el año de 1964 y Dino Paul Crocetti buscaba un tema para completar su álbum Dream with Dean además de la hora de estudio que le quedaba.
Había empezado en el mundo musical como Dino Martini (sus padres eran inmigrantes italianos) y ahora ya era conocido como el gran Dean Martin.
Habían pasado más de diez años desde sus clamorosos éxitos con That’s amore y Sway (versión en inglés de ¿Quién será?, un bolero mambo del mexicano Pablo Beltrán Ruiz), y más de un lustro desde su versión de Volare.
Se acercaba a la cincuentena. Era famoso como cantante, cómico y carismático actor.
Ken Lane, el pianista, le propuso entonces retomar una canción que había compuesto con Sam Conslow e Irving Taylor en 1947.
Ya había sido grabada desde entonces por Sinatra y otros artistas, mas sin pena ni gloria. Dean Martin la conocía bien.
La había cantado dieciséis años atrás, el 26 de octubre de 1948 en el show radiofónico de Bob Hope.
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Tiempos aquellos.
La gente se reunía alrededor de una caja de madera, plástico y metal poco más grande que una caja de zapatos y muchas veces esa era la principal o única diversión de toda la familia. La televisión todavía era una rareza.
(Hoy los medios parecen tener solo tres funciones más: bufones, encubridores o alarmistas. Hay excepciones, claro, como el artículo Unos muertos de mierda y otros de Pedro Simón.)
El nuevo resultado le gustó tanto a Dean Martin, que manifestó a la disquera su deseo de hacer una nueva versión con acompañamiento de orquesta y coros.
Reprise Records, su sello, se lo pensó primero.
Y es que a mediados de la década de los sesenta, las listas de EEUU se encontraban literalmente inundadas por la llamada invasión inglesa.
En la radio y en la televisión -en blanco y negro- no paraban de sonar temas de The Beatles, The Rolling Stones, Dusty Springfield (I only want to be with you) y Petula Clark (Downtown), entre otros.
The Animals, un grupo de Newcastle-upon-Tyne, acababa de lanzar su versión de The house of the rising sun (Nº1 en varios países) insistiendo en su origen británico.
La serie del agente secreto al servicio de su majestad (británica), James Bond, acababa de empezar.
¿Tenía sentido oponer un tema romanticón y lento, cantado por un casi cincuentón, a la avalancha adolescente y energética británica con los Beatles a la cabeza?
Sí, dijo la disquera.
Se arriesgó y decidió que el título también tendría que ser el nombre del nuevo álbum de Dean Martin.
«Voy a desbancar a tus melenudos británicos de las listas», le dijo el cantante a su hijo de 14 años y fanático de los Beatles, tal vez en son de broma.
Pero cumplió su palabra.
En agosto de 1964 Everybody loves somebody destituyó a A hard day’s night del Nº1 del Billboard.
Luego Dean Martin cantó el tema cada semana a lo largo de casi una década (!) (de 1965 hasta 1974) en su The Dean Martin Show.
Programa de variedades en el que se presentaba a veces visiblemente embriagado (dicen que, en realidad, bebía muy poco) y con un cigarrillo en la mano.
Impensable hoy en día.
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HjorgeV 30-10-2012
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