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Ni volvieron las oscuras golondrinas ni
ninguna otra ave se atrevió a
colgar sus nidos en tu terraza.
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Solo se sube para caer (aunque
no siempre se caiga para
erguirse de nuevo: los misterios
de la física humana),
las aves ya
no son tan necias como ayer.
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En el horno de la vida un trozo de algo.
Las luces más pequeñas aún encendidas.
El jardín en mal estado. Las bicicletas oxidadas.
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Salí en busca de mí mismo,
sin saber que es una de las mejores formas
de no hallar nada.
(Aunque puede ser interesante reír
ante un abismo.)
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Volver al hogar siempre es un
ejercicio de memoria cruel: la persona
que fuiste, la que abandonaste sin obtener
su anuencia, no dejará de observarte
críticamente desde cada rincón.
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HjorgeV 03-01-2020
CUADERNO CONTABLE 