Una aberración es un grave error del entendimiento.
La semana que pasó, nos dejó varios buenos ejemplos de aberraciones:
1. ¿Qué tan libres somos (para consumir)?
Discutía el otro día en un círculo familiar sobre qué tan libres somos en realidad.
Soy de los que piensan que una gran parte de nuestra supuesta libertad es una ilusión.
Opino que somos -en mucha mayor medida de la que podamos aceptar y soportar– más o menos ‘víctimas’ (placenteramente o no) de nuestro entorno, básicamente de la familia, la sociedad y el tiempo en los que nos ha tocado vivir.
Y esto al margen de los últimos descubrimientos de la neurofisiología y la psicología según los cuales, mucho antes de que decidamos conscientemente en muchos aspectos triviales y no triviales de nuestra vida, ya ha tomado la decisión por nosotros la porción ‘no pensante’ de nuestro cuerpo.
(La publicidad actual se basa esencialmente en este fenómeno y lo hará aún más en el futuro.)
Son pocas las personas que logran imponerse ‘conscientemente’ al enfrentarse a disyuntivas electivas.
Basta poner el ejemplo de los pobres de este planeta. Que son la mayoría, de paso. Es decir, quien no tiene alternativas, tampoco puede elegir. Menos, libremente. Y esto solo para tratar aspectos puramente materiales.
Hay excepciones, claro.
La discusión también me llevó a pensar que una de las grandes aberraciones del mundo de hoy consiste en igualar libertad personal con libertad de consumo.
Como si la libertad de consumo fuera una especie de ideología y uno pudiera anunciar más o menos libremente:
Libertad de consumo total, además. Algo que se desea por lo visto todo el planeta.
(No me cuento en esa lista.)
Si antes existían ciertos ideales -políticos o no- de libertad, justicia, paz, progreso y entendimiento, todos estos parecen haber sido reemplazados por un solo ideal: el ideal del consumo total y aparentemente libre.
El consumo es la ‘filosofía’ que ahora se encarga de casi todo: de las ideologías, de la política y de la economía.
Sí. Los mercaderes lo han conseguido.
Pero obviamente con nuestra colaboración.
(Alguien podría reclamar, no sin razón, que se defina primero lo que es libertad.)
2. República Consumista China.
Tan engañosa es esta aberración, que se ha creado otra: la de creer que China ha dejado de ser una dictadura, por ejemplo.
Así, se sigue atacando al gobierno castrista de Cuba por su falta de libertades democráticas occidentales, teniendo más o menos el mismo tipo de gobierno que China, pero frente al emergente gigante asiático (y sobre todo ahora que va a realizar las Olimpiadas, es decir, será el terreno de muchos grandes negocios en los próximos meses: léase gran consumo) se cierran simplemente los ojos o se mira para otro lado.
Como los chinitos han empezado a consumir en serio, ahora vale todo.
Incluso los probados casos de esclavitud , la aplicación diligente de la pena de muerte y las violaciones de los derechos humanos en ese país. Y que se sigan llamando comunistas.
El consumo lo permite todo.
Consumo, ergo soy.
¿Consumes? Entonces eres libre.
Y el Mono Sapiens se lo cree. Aberrantemente.
3. Las Monarcodictaduras.
Otra aberración consiste en olvidar que las monarquías son verdaderas dictaduras.
Parece ser que ciertas ropas, títulos, joyas y coronas pueden esconder bien a las más fieras instituciones represivas. Y aturdir el entendimiento de los que observan desde afuera.
Esto último tiene que ver también con el alto espíritu monárquico de muchos europeos, quienes siguen enamorados de sus reyes y princesas, sin saber que lo que en Europa puede ser soportable y visto como una simple tontería y frivolidad, les cuesta la vida y la libertad a diario a miles de personas cada día en alguna parte del mundo.
Allí tenemos el ejemplo ocurrido en Marruecos: se ha encarcelado a un ciudadano marroquí por haber usado el nombre de un familiar del monarca de ese país en la red.
¿Quién se atreve a criticar y poner en tela de juicio a las monarcodictaduras árabes?
Es más fácil, por supuesto, darle palo a Chávez –a pesar de que ha sido elegido bajo modalidades democráticas occidentales- que los mismos medios españoles se atrevan a levantar un simple dedo meñique acusador contra la monarquía marroquí, por ejemplo.
¡Cómo atreverse a atacar a una corona, pues!, deben pensar muchos.
(Ver más abajo el caso de Liechtenstein, que es una monarquía constitucional; es decir, más o menos como el gobierno castrista solo que ‘más’ perenne y con un nombre más ‘bonito’ y en el que el príncipe Hans-Adam puede disolver el parlamento a voluntad y vetar más o menos todo tipo de leyes.
El sentido de generosidad lo mostró la llamada casa real de ese país, que acoge gran parte del capital del crimen organizado europeo, cuando en 1984 le permitió el derecho a votar a la mujer. Pero solo en las elecciones nacionales, no en las locales. No hay que ir exagerando con los derechos femeninos, se habrán dicho. Tiempo hay, todavía.
¿Cómo es que a ningún europeo se le ha ocurrido reclamarle a Liechtenstein la democracia que sí le reclama a gritos a otros países como Cuba, aparte del derecho femenino a elegir libremente?)
4. Ataques preventivos.
También hay aberraciones que aparecen como hongos en un bosque, casi como por efecto de magia o generación espontánea, y luego, cuando ya es tarde, hay todo un supermercado de hongos y setas en el lugar, con su correspondiente playa de estacionamiento, y nadie sabe cómo empezó la cosa.
Me refiero al sorprendente editorial de El País de días pasados (me ha sido imposible conseguir el enlace digital correspondiente por más que lo he tratado), según el cual Israel tendría cierto derecho a realizar ataques preventivos, ese neologismo que Bush puso de moda para poder invadir Afganistán y luego Irak, so pretexto de combatir el terrorismo y que ha terminado propagándolo y fomentándolo aún más.
Nadie, ningún país tiene ningún derecho a realizar ningún ataque preventivo contra nadie.
(Perdonen la múltiple negación.)
Desde el momento en el que uno decida o crea –unilateralmente o por mandato ajeno- tener ese derecho, debe aceptar que cualquier otro país puede reclamar el mismo derecho para sí. ¿Por qué no?
Salvo que se parta de que existen países con más derechos que otros. Gran característica de la política usamericana de los últimos tiempos ésto último, cabe remachar.
Por lo demás, un ataque preventivo no es otra cosa que una guerra no declarada y, por lo general, cobarde. Es decir, dirigida contra alguien que no se puede defender en igualdad de condiciones.
Bien visto, un ataque terrorista también es un ataque preventivo en sí.
¿Qué pasó con El País en el editorial que menciono?
5. Aberración presidencial francesa.
El bufo Zar Kosy empieza a dar señales de embriaguez política.
Hoy, El País reseña –con video y sonrisa incluidos- el insulto que el presidente francés lanzó a un agricultor compatriota suyo que se negó a que el novio actual de la Bruni le diera la mano.
El agricultor, aparte de negarse a darle la mano le dijo algo así como: «No me toques, que me ensucias».
¿Por qué más gente no se atreve en el mundo a decirles cosas así a sus presidentes y gobernantes? No es una propuesta, es una simple pregunta.
Lo común es que basta que aparezca una figura destacada de un gobierno, para que la mayoría de la gente adopte una franca actitud sumisa ante ella.
(Lo de ‘figura destacada’ puede ser por cosas totalmente negativas.)
Se dice que en el mismo escenario, el Salón de la Agricultura, a Jacques Chirac «en más de una ocasión le llovieron escupitajos sin que se inmutara».
La aberración a mencionar es otra.
Según Zar Kosy de Bruni, un buen libro “es aquel que se vende bien”.
Es decir, él no solo es un buen político. Por la forma culebrona de saber venderse, él sería un magnífico político.
Aberraciones. Ya decía.
6. Ricos, es decir, honrados.
Una aberración bastante antigua consiste en creer que los ricos son honrados o más honrados que los que están por debajo de –vamos a decir- su categoría.
Me estoy refiriendo en especial a los ricos alemanes.
Ahora resulta, oh gran sorpresa, que muchos de ellos se comportan como simples criminales. La diferencia está en que los simples criminales suelen llegar a parar a la cárcel, los criminales de diamantes, estolas y cuentas secretas en Liechtenstein y Suiza pueden pagarse -para evitarlo- muy buenos abogados.
¡Nada menos que nueve de cada diez fortunas alemanas de más de diez millones evaden sus obligaciones fiscales!
Alemania se preocupa seriamente, porque todo esto ocurre justo en momentos en que los gobernantes alemanes exigen cada vez más sacrificios a la clase trabajadora.
Ya lo dijo un comentarista político aquí: si el Marxismo nació como reacción al fiero capitalismo de Manchester en su momento, que nadie se asombre que el Casino-capitalismo cree toda una nueva izquierda. Por lo menos en Alemania.
7. Montañas de dinero negro europeo. (Bien, gracias.)
Como bien lo ilustra El Roto, Liechtenstein pertenece claramente a la banda de países que se enriquecen criminalmente, sin que esto signifique una merma de su prestigio ni nadie mueva un dedo en Europa por cambiar las cosas.
¡Ya quisiera yo que ese país que esconde el dinero negro y criminal europeo se llamara Venezuela, Bolivia o Cuba para poder escuchar el coro de queja europeo y usamericano!
(Ojo con Panamá.)
Lo curioso es que haya tenido que ser el servicio de espionaje alemán el que destapara este escándalo. Que será solo uno de una larga hilera de otros que no tendrán fin.
Ni condena.
¿Apostamos?
8. Reloj estropeado: ¿completamente o parcialmente?
Una pequeña aberración es la que encontré en un artículo -por lo demás muy entretenido de un tal Manuel Rodríguez Rivero, a quien siempre provoca leer- de Babelia de la semana pasada. No suele ocurrir.
Allí se decía que «como afirma Tony Soprano, incluso un reloj estropeado da bien la hora dos veces al día».
Me quedé pensando.
(No sé quién es ese tal Soprano. Los que ven a diario televisión, están convencidos de que todos lo hacen y que los programas en todos los demás países son los mismos que en el suyo.)
Luego me di cuenta de que lo que el autor había querido decir era que un reloj completamente estropeado, es decir, parado, da la hora correcta dos veces al día.
¿Y un reloj que se adelanta o se atrasa (estropeado, pero no completamente)?, me pregunté.
Uno que siempre se atrasa o se mantiene adelantado un determinado y constante número de minutos no marcará nunca la hora exacta, a pesar de estar estropeado.
Uno que solo avanza un minuto en un día, marcará la hora exacta dos veces por día.
Pero uno que va tan rápido que en un día sus manecillas recorren toda la circunferencia varias veces, estando estropeado, marcará más de dos veces la hora exacta al día.
9. ¿Es la bilingualidad un problema?
Gran escándalo provocaron las palabras de Recep Tayyip Erdoğan, el primer ministro de Turquía, aquí en Alemania, justo en esta ciudad de Colonia, al pedir que se crearan escuelas bilingües en las que los idiomas principales fueran el turco y el alemán.
Los políticos tontos –casi todos de las filas conservadoras y de derecha- gritaron de todo.
Se llegó incluso a hablar de que los turcos no se querían integrar en la sociedad alemana y de “veneno para la integración”.
La idea, opinan muchos expertos, por el contrario, es buena.
De hecho, no solo la ‘bilingualidad’ (con el inglés como segundo idioma) es algo que se promueve con cierto interés y más o menos masivamente y no desde el auge de la Comunidad Europea, sino, en general, el poliglotismo.
Europa es, pues, por definición y naturaleza, políglota.
Por otra parte, existen desde hace mucho tiempo ya numerosas escuelas de ese tipo aquí en Alemania, en las que uno de los dos idiomas principales es el italiano, el griego, el francés o el castellano.
Curiosamente, a pesar de constituir los turcos-alemanes el contingente más grande de inmigrantes en este país, a nadie se le había ocurrido antes la misma idea.
10. La guitarra que se afina sola.
Hace muchos años, cuando recién había llegado a este país, me acerqué a la casa de un particular a comprar la guitarra que había anunciado en un diario colonés.
Quería una suma que yo tenía, pero que, desprenderme de ella, me iba a significar vivir al borde de la quiebra durante varias semanas.
Como estudiante eso se hace con la izquierda, claro. Lo de vivir al borde de la quiebra, digo.
Vamos a decir que quería 150 marcos -de ese entonces- y que yo le podía ofrecer solo 100. Antes de partir, quise probar la guitarra y como estaba demasiado desafinada y no me quería tomar el trabajo de afinarla en vano, me levanté para despedirme.
-¿Qué pasa? -me preguntó el vendedor particular.
-Nada. Está muy desafinada, solamente.
-Entonces, te la dejo a 100 -me dijo él.
(Para los que no saben, el chiste está en que una guitarra se puede afinar y desafinar más o menos a voluntad y que eso no altera su calidad, ni, por supuesto, tampoco su precio. Más o menos como dar una rebaja por unos zapatos que no tienen los cordones bien ajustados, es lo que hizo el hombre.)
Desde entonces se me quedó una pregunta clavada en la cabeza: ¿Por qué no se construían guitarras que se afinaran por sí solas?
Cuando esa pregunta se la hacía a mis amigos músicos, la reacción era más o menos la misma:
-¡Lo que planteas es una aberración!
Bueno, pues, ahora la legendaria marca Gibson acaba de lanzar su Gibson Robot Guitar: la guitarra que se afina sola.
Con lo cual, me acabo de librar de una aberración personal. De una más.
11. ¿Es la inmigración un problema?
Creer que la inmigración es un problema, es una aberración bastante común y frecuente.
¿ES LA INMIGRACIÓN UN ‘PROBLEMA’?
La inmigración no es un problema, es un fenómeno.
Como lo son la vida, la muerte, la digestión y las relaciones humanas, por ejemplo.
Que sea un fenómeno tan complejo y tan difícil que escapa a la comprensión y estudio de capas enteras de nuestras sociedades es otra cosa y no significa que tenga que ser necesariamente un problema.
Afirmar que su comprensión escapa incluso a muchos de los especialistas y estudiosos del tema puede parecer atrevido, pero es algo más o menos obvio. Si no fuera así, hace ya mucho tiempo que conoceríamos las soluciones y los gobiernos las habrían aplicado.
Las migraciones no solamente son fenómenos naturales: es más, sin los movimientos migratorios, no existirían los países, comunidades y pueblos –todos nosotros- tal como existen hoy.
LA IMPORTANCIA DE NO CAER EN LA ESPIRAL PROVOCATORIA
Esto puede parecer provocador: pedir no caer en la espiral provocatoria.
Pero una de las mejores estrategias humanas ante situaciones que no conocemos del todo ni menos dominamos, consiste en actuar a la defensiva.
Tratando de no aumentar ni agravar aún más aquello que nos gustaría ‘combatir’ o simplemente paliar o mitigar.
Sin embargo, son justamente ciertos políticos los que tratan de hacer creer que actuar a la defensiva es algo comparable a la cobardía o a la claudicación.
Alguien que ve a sus conciudadanos de raza, religión y etnia diferentes como una especie de invasores solo basándose en esos parámetros –y no en otros, económicos, por ejemplo-, actúa llevándose por instintos que son muy humanos –el rechazo al forastero por diferente y porque puede pasar a competir con nosotros por los mismos recursos- y nos habrán servido a lo largo de nuestra evolución durante miles de años, pero ya no tienen ningún o muy poco sentido en esta era moderna.
Poco sentido, por ejemplo, tiene que los alemanes se quejen de sus inmigrantes, pero mantengan grandes colonias por todo el mundo de compatriotas suyos. La mayor, en Mallorca, precisamente.
O que a los países que otrora mantuvieron grandes reinos coloniales y esclavistas por todo el mundo, les empiece a apestar eso de buscarse el futuro en otras latitudes. Pacíficamente, además.
El rechazo al inmigrante, por lo demás, suele ser de tipo racista. Es decir, no racional.
¿Tendría que ser eso algo malo? (Muchas de nuestras conductas son así, irracionales, y de lo que se trata es de llegar a entendernos a nosotros mismos.)
No, si no fuera porque quienes dicen plantear y tienen la obligación de plantear soluciones racionales por el bien de todos, lo que hacen en realidad es solo llevar más leña inútil al fuego. (Por ganarse el voto fácil, se entiende.)
Si es que sus planteamientos no llegan a dar risa. O mucha pena.
Como aquellas propuestas de ciertos políticos según las cuales se debería exigir que los inmigrantes adopten las costumbres del país anfitrión para poder ser aceptados.
Algo que no suena mal, visto superficialmente, por lo demás.
Pero, ¿tendrían que adoptar el racismo y la xenofobia, entonces, para el caso de Alemania, sus inmigrantes para ser aceptados?
¿O adoptar el placer de acosar, torturar y asesinar a un animal –el toro- públicamente y con regocijo y llamarlo luego Cultura, para el caso de España?
Y esto solo para poner dos ejemplos triviales.
Que tengan una interesante y poco aberrante semana.
HjV 24-02-2008