(URGENTE)
Lo que parecía haber sido una pacífica manifestación de unas 25.000 personas contrarias a la cumbre del G-8 en Represa Sagrada (una posible traducción de Heiligendamm), se convirtió ayer en Rostock –sorpresivamente- en una batalla campal.
Los organizadores del evento hablan de unos 80.000 manifestantes. Al parecer ni ellos, ni la policía, contaban con esta bajada de telón por parte de unos 2.000 a 3.000 activistas ultraviolentos.
Los medios oficiales reportan más de 1.000 heridos. Según los mismos medios, la mitad de ellos sería de la propia policía.
Lo que más se estaba temiendo para los días de la reunión cumbre de Represa Sagrada, ya empezó a verse en Rostock: encapuchados y enmascarados rompiendo lunas y vitrinas, quemando autos y atacando a la policía con piedras y botellas.
También la violencia por parte del cuerpo policial: agentes con sus cascos y sus varas tratando de controlar la situación, sin conseguirlo de verdad.
Alemania se ha quedado conmocionada con las imágenes de estos hechos.
Por lo pronto el jefe policial de la región ha sido destituido y su lugar lo ha pasado a ocupar uno de Berlín, experimentado en este tipo de conductas sociales. Se afirma, ahora, que la policía de la región no estaba preparada para este ataque organizado del Bloque Negro.
No ha sido raro ver, al parecer, a inexpertos policías subiéndose a la espiral de violencia provocada, que es uno de los métodos favoritos de los miembros de este grupo anarquista.
El llamado Bloque Negro es un grupo de activistas ultraviolentos que se caracterizan por su vestimenta negra y su alta predisposición a jugárselas contra la policía.
En este país son también llamados autónomos o militantes, porque consideran que al estado y a sus fuerzas policiales hay que enfrentarlos con reglas propias. Autónoma y militantemente.
Otras fuentes internacionales los denominan ‘anarquistas insurreccionales’.
El desastre de Génova, con su saldo trágico de un muerto, más de 500 detenidos y una infeliz y peligrosa intervención policial, pende ahora sobre los participantes del G-8, sobre los manifestantes, los políticos y el resto de la sociedad alemana.
El círculo vicioso de provocación con violencia por parte de los autónomos y exageración autoritaria por parte del gobierno y la policía, materializada parcialmente en una valla de 3 metros de altura y 12 kilómetros de longitud y el recorte de derechos ciudadanos primordiales como el de la protesta hasta cierta distancia de la cumbre, está empezando a dar sus frutos.
Para gran satisfacción de los primeros.
No se ven, por ahora, posibles soluciones.
En ese sentido, se está en la misma situación que el G-8, del cual no se espera prácticamente nada, después del anuncio de Bush de realizar su propia conferencia climática y las amenazas de Putin, de apuntar con sus misiles a Europa.
Este miércoles 6 de junio podría convertirse en un día verdaderamente negro para Alemania.
Y no se trata sólo de una referencia al color de la vestimenta de los militantes del Schwarzer Block.
HjorgeV
Pulheim-Sinthern, lunes 04-06-2007
P.D.: Un resumen de este artículo ha sido enviado a la sección YO, PERIODISTA de El País. Ya ha sido publicado: ver (pulsar) al comienzo.
FOTOS: dpa
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